En memoriK hemos tenido el placer de poder entrevistar al doctor Carlos Quintanilla Bordás, neurólogo del Hospital Universitari i Politècnic La Fe, hospital de referencia de la Comunidad Valenciana.
¿Qué es lo que te llevó a elegir la rama de la neurología?
Desde de antes de entrar en la carrera de medicina tenía claro que quería dedicarme al cerebro. Siempre me apasionó cómo un órgano que no es más que una masa gelatinosa formada por miles de millones de neuronas (y otras células), conectadas entre sí formando una red infinitamente compleja, sea capaz de dotarnos con la capacidad para pensar, sentir, decidir etc. Comprendí que, si quería tratar de entenderlo, debía hacerlo desde sus partes más fundamentales, y para ello debía hacer medicina y especializarme en neurología. Y así hice. La neurología ha avanzado inmensamente en el último siglo y conocemos la circuitería del cerebro con bastante detalle. Sin embargo, cuanto más estudio y cuantos más pacientes veo, más cuenta me doy de lo mucho que no sabemos. Se podría resumir que elegí neurología para encontrar respuestas y he acabado encontrando muchas más preguntas.
¿Qué aspectos de tu trabajo diario son los que más te gustan?
La neurología es apasionante a la par de complicada. Cada caso es un reto diagnóstico, un rompecabezas que hay que resolver para alcanzar el objetivo final, que es dar una solución a la persona que tienes delante. Esto es muy gratificante, y lo es por partida doble, ya que con tu conocimiento consigues resolver el “enigma”, que a su vez permite ayudar al paciente. Aunque soy consciente de que en neurología rara vez “curamos”, prácticamente siempre existe algún tipo de tratamiento para reducirla al mínimo o paliar sus síntomas, de modo que el paciente consiga proseguir con su vida lo más normal posible. A parte, el mero hecho de entender qué les pasa y por qué es un gran ayuda para que se sientan comprendidos y puedan convivir mejor con la patología que sufren.
A menudo tratáis con enfermedades que por el momento no tienen cura, como la Enfermedad de Alzheimer o la ELA, y que suponen una enorme alteración en la vida del paciente, pero también de su entorno. ¿Qué consejos podrías dar a aquellas personas que tienen un familiar con una enfermedad neurodegenerativa?
Los familiares – y en general el entorno – de aquellas personas afectadas por enfermedades neurodegenerativas deben saber que su labor es muy importante, pues van a necesitar una serie de cuidados tanto físicos como emocionales a lo largo de su vida. Lo primero es conocer la naturaleza de la enfermedad, pues ello les ayudará a comprender las necesidades físicas y emocionales de su ser querido. Es importante saber cómo manejar las situaciones de manera correcta, y prepararse para las posibles fases de la enfermedad. Por ejemplo, en las demencias neurodegenerativas como la Enfermedad de Alzheimer son frecuentes alteraciones conductuales que pueden prevenirse reconduciendo al paciente hacia otras actividades que le gustan, en lugar de confrontarlo como ocurre frecuentemente. En la ELA, no solo es importantísimo brindarle los cuidados físicos que necesite, sino que también hay que escuchar y respetar sus decisiones respecto a cómo llevar la enfermedad. Respecto al cuidador principal, ha de saber que su tarea es prácticamente un acto de heroicidad, pues a menudo significa la entregar su vida a los cuidados de otra persona. Es un trabajo muy demandante que desgraciadamente suele pasar inadvertido y muy poco reconocido. Hay que recordar que el cuidador también necesita ser cuidado a fin de evitar el burnout (o “síndrome del cuidador quemado”). Por ello, el cuidador ha de saber escucharse, mirarse en el espejo, y saber pedir ayuda cuando lo necesite.
¿Crees que existe estigmatización alrededor de las enfermedades neurológicas?
La estigmatización que sufren los pacientes con enfermedades neurológicas en ocasiones es tremenda, y culpa de ello es la desinformación. Tanto es así, que una de las primeras labores que hacemos cuando diagnosticamos a un paciente es de informar al propio paciente de la enfermedad que sufre en detalle antes de que empiece a generarse una idea equivocada de lo que padece. La estigmatización somete a los pacientes a una victimización doble. Por ejemplo, he visto a pacientes que han llegado a perder su trabajo por el mero hecho de sufrir una enfermedad neurológica, aun cuando esta no suponía ninguna merma en el desempeño de este.
Como sociedad, ¿qué crees que deberíamos tener claro acerca de este tipo de patologías?
Como sociedad, debemos entender que existe un colectivo de personas que sufren patologías muy diversas. Antes de estigmatizar debemos pensar que son personas como tú y como yo, seres conscientes y sintientes. Es más, es muy probable – desafortunadamente – que a lo largo de nuestras vidas lo vivamos muy de cerca o en nuestras propias carnes, dada la creciente prevalencia de estas enfermedades. Por ello, hemos de reclamar como sociedad que se le otorguen los recursos necesarios, pues está claro que ahora mismo presentan muchísimas necesidades que no están cubiertas.
¿De qué manera puede el trabajo de los neuropsicólogos apoyar el vuestro en neurología?
La labor del neuropsicólogo tiene dos vertientes principales. La del diagnóstico, y la del tratamiento como parte de la rehabilitación cognitiva. En la consulta del neurólogo, la exploración cognitiva suele estar muy limitada, no tenemos el tiempo ni tampoco las herramientas para realizar una exploración cognitiva detallada. Además, dependiendo del problema del paciente, puede pasar desapercibido en la consulta y solo dar la cara cuando se realizan pruebas neuropsicológicas más extensas. Es por ello nos tenemos que apoyar en neuropsicólogos para confirmar o descartar problemas cognitivos, así como para conocer el perfil del problema y su intensidad, lo cual también nos ayuda a orientar la patología que puede estar sufriendo el paciente.
Cada día más neurólogos recomiendan la estimulación cognitiva para retrasar el deterioro, así como para prevenirlo. ¿Qué beneficios puede tener este tipo de estimulación en el envejecimiento normal? ¿Y en patologías como el Alzheimer?
Es importante fomentar la reserva cognitiva mediante actividades que aumenten las conexiones en nuestro cerebro. Estas conexiones hacen que nuestro cerebro tenga unas redes más fuertes y eficientes, que protegen al cerebro ante cualquier proceso que intente “desconectarlas”, como por ejemplo en la Enfermedad de Alzheimer. Esto se puede conseguir mediante actividades intelectuales dirigidas, leyendo, jugando y socializando, y también con el ejercicio físico. Los neuropsicólogos aquí tienen una labor terapéutica importante para ayudar a dirigir este entrenamiento mental.
¿Qué consejos nos podrías dar para prevenir, dentro de lo posible, las enfermedades neurológicas?
Como he comentado previamente, también es vital fomentar la actividad física, pues se ha visto relacionada directamente con la salud de nuestro cerebro. Además, la dieta saludable, la abstinencia al tabaco, alcohol y el control de factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión o diabetes juegan un papel importantísimo para prevención de las demencias y otras enfermedades neurológicas y no neurológicas.
Carlos Quintanilla Bordás
Servicio de Neurología del Hospital Universitari i Politècnic La Fe