Sí. Todos sabemos que el cerebro es un órgano muy importante. Todos lo admitimos, sin necesariamente entenderlo a profundidad. Es una especie de conocimiento colectivo, intrínseco, “obvio”. Y es correcto.
El cerebro es capaz de hacernos la vida mucho más llevadera. Le gusta lo simple, lo sencillo. “Vive” para economizarnos tiempo, recursos, esfuerzo, planificándonos desde el cepillarnos los dientes hasta el viajar a la Luna. ¡Es un aliado increíble!
Cuando “sabe” que algo nos traerá más problemas, lo omite. Cuando “intuye” que corremos peligro, nos prepara. Cuando “siente” una emoción muy fuerte, marca ese recuerdo de por vida. Cuando “mira” que el ambiente ha cambiado, nos adapta… Y… cuando “se enferma”, cuando sufre un daño, cuando se atrofia, ya no nos responde igual que antes. Ya no es el mismo aliado. Ahora necesita él una ayuda. Lo increíble es que también está preparado para ese momento; tiene un as bajo la manga.
Le llamamos neuroplasticidad, y es una habilidad muy especial, que conservamos hasta cuando tenemos muchos años. Tiene la capacidad de recuperarse. Cuando el cerebro deja de funcionar como antes, es cuando debemos ayudarle a través de las terapias, para que poco a poco y paso a paso, de la mano de la estimulación cognitiva, vuelva a “saber”, a “intuir”, a “sentir”, a “mirar” y a ser otra vez nuestro mejor aliado en el diario vivir. Soy neuropsicóloga con experiencia profesional con población adulta mayor y esto que os comparto, no es un cuento sino la evidencia que he comprobado con mis pacientes. Ahora, también con los usuarios de MemoriK.
Vanesa Guilarte Domínguez. Licenciada en Psicología de la Universidad Santa María La Antigua, Panamá
Cursando Máster en Neuropsicología Clínica en Universidad ISEP. Practicante en departamento de psicología de: Autoridad del Canal de Panamá, Hospital Santo Tomás, Instituto Oncológico Nacional, Juzgado de Niñez y Adolescencia.
Francisco Olavarria Ramos
